¿La tecnología deteriora o mejora el aprendizaje? Esta interrogante debería resolverse a la brevedad, ya que a esta altura del ciclo es indispensable avanzar en el desarrollo tecnológico de aula.
El último informe de PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) mostró que un 32% de los alumnos chilenos utiliza internet por más de seis horas al día (muy por encima del 24% de América Latina y el 16% de la OCDE.
Estos estudiantes son llamados la Generación 4G. Son “nativos digitales”; esto quiere decir que niños, niñas y jóvenes que nacieron entre 1990 y 2012, ocupan distintos artefactos electrónicos desde sus primeros años de vida. Estos escolares dividen la pantalla del computador en dos partes, en una buscan información para la tarea y en la otra revisan su perfil de Facebook, mientras chatean por WhatsApp o usan Snapchat y cargan un tutorial en YouTube.
Esta generación, acostumbrada a la multitarea, requiere de distintos estímulos para mantener su interés. Si algo no llama su atención o le aburre, lo abandona o busca otra actividad. Esta realidad se puede visualizar claramente en todas partes y por lo tanto requiere, en forma urgente, fomentar el uso pedagógico de los dispositivos digitales. Un ejemplo de desarrollo tecnológico e innovación es la del Colegio Particular Subvencionado Alberto Bles Gana, cuyo lema es “la innovación es nuestro motor” con una amplia gama de redes. El valor de esta experiencia es que tiene un porcentaje importante de estudiantes en situación de vulnerabilidad social.
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